Entró
también. Y ya son seis. ¡Están tan apretados que no pueden
ponerse, ni de lado! De pronto, las ramas empiezan a temblar: el oso acaba de
llegar y gruñendo se acerca a la manopla.
¿Quién, quién vive en la manopla? pregunta entre
dientes. El
ratoncito-roedor, la ranita-saltarina, el conejito-co-rredor, la
zorrita-rojita, el lobo de pardo lomo y el jabalí-gruñón.
Y tú, ¿quién eres? |
Gu-gu-gu. ¡Cuántos hay ahí! Soy el abuelito osito.
¡Dejadme también a mí!
¿Cómo vamos a dejarte? Si ya no hay sitio bastante.
¡Dejadme como sea!
¡Bueno, métete por ahí, por el borde! El osito fué y
entró. Y ya eran siete. La cosa está tan prieta, que, en cuanto
se descuiden, la manopla revienta. |